Miguelito y miguelita y. no se le ocurió otra cosa que pedirle ayuda al fontanero. Lo más difícil es convencerla, pero ela sabe que es un cabrón y le dijo claramente que su hijo necesitaba una buena mamada de verga. Le dio pena pero por suerte para esta putita, el chico tenía la pola tan larga y gruesa que podía meterse hasta medio brazo sin ningún dolor.