Quien me lo iba a decir Marifloro: dando con la varita a Jimena , pero no me importó demasiado. Aquelo fue mejor de lo que jamás hubiera imaginado. Mientras me comía su rabo me miraba con esos ojos de vicioso que tienes y te gustaba. En cuanto me puse encima comencé a folármela. Se la metí hasta el fondo de su vagina y se lo hice de forma que pudiera sentir como todo mi rabo entraba dentro de ela, y así fue. Pero cuando me dijo que se lo hiciera bien a pelo fue entonces cuando se lo dije. De repente se levantó, se puso sobre la cama y continuó folándome como a una pera. Se la metí hasta el fondo de su vagina y se lo hice de forma que yo pudiera gemir como un cabrón. Al final cuando me quise dar cuenta la tenía a cuatro patas, y era justo así como la estaba penetrando.